Consejo de Administración (II)




En este partido, nadie discutía, ni discute, el liderazgo de Mario, y menos yo. Es más, sin él, hoy por hoy, no hay partido. Y en base a ese criterio hemos venido cediendo, quizás, más de lo deseable. Pero afiliarse a un proyecto, no implica el continuo refrendo de los cambios –¿caprichosos?–  de su líder. Y mucho menos, tratar de acallar la menor disidencia, con el ataque y el menosprecio continuo en las redes, por parte de meritorios "aparateros", desde el minuto uno y con el aplauso de los que deberían tratar de poner calma en las cosas.

Pero lo que finalmente vemos desde hace tiempo –y no nos permite continuar, pues ya hemos rebasado nuestras líneas rojas– en gran parte de los afiliados, es una adoración, más equiparable a culto "chavista/bolivariano" (guardando las distancias, por supuesto), que el respeto por el líder apreciado por todos. Si quedaba alguna duda de ello, el pasado sábado, Mario confirmó que busca, se reconforta y precisa –erróneamente en mi opinión– este tipo de aclamaciones. O está más quebrado de lo que aparenta o busca culto para su soberbia. Por lo visto, hay algo de las dos. 

La cosa varía cuando se habla de "lealtades". Al parecer, la tónica dominante entre la afiliación es la de la lealtad personal y sucesoria al líder –y los suyos mientras lo sean–, quizás sea la que satisfaga a Mario pero no es la que compartimos otros afiliados, seguro que minoritarios. Ya lo he dicho, pero lo repito: mis lealtades son con proyectos e ideas, nunca para las personas, pues éstas, como podemos ver hoy en SCD, cambian y donde asumieron y dijeron digo, ahora les cuadra más decir Diego. Además, está el convencimiento, ahora olvidado por quienes espero reconsideren su elección actual, de que en democracia no todo vale, y que el fin, no justifica nunca los medios.


En lo tocante a denominar el artículo como Consejo de Administración, no creo que se me pueda calificar de exagerado –mucho menos de mentir–, a la vista de lo allí sucedido. Mario, al que se le notaba algo pasado de revoluciones conforme avanzaba su discurso –nada que ver con el que conocíamos de otras veces o sus noches del Gato al Agua– intervino, cortó la intervención de quien estuviera en uso de la palabra, en el momento que le pareció, y sin que la mesa le ajustara al seguimiento de un Reglamento y un Orden del Día, fijado y publicado por él mismo, y/o su Comité Ejecutivo. Como él mismo dijo para otros, Mario se retrató puntillosamente. Cito:

 Artículo 3.1 Nueva redacción de los Estatutos.

 
Se procederá a dar lectura a la nueva redacción, dando una breve explicación de los artículos afectados.

  1. Finalizada la lectura se procederá a la votación de los Estatutos.  Los afiliados presentes en la asamblea votarán mediante el procedimiento de mano alzada y recuento. La lectura de los votos de los afiliados que hayan elegido la votación por correo postal, la harán los miembros del Comisión de Garantías, inmediatamente después del recuento de los votos de los afiliados presentes en la asamblea
  2. Caso de ser rechazada la propuesta de modificación, continuarán vigentes los Estatutos aprobados en la Asamblea del 1 de Diciembre de 2012, sin incorporación de las enmiendas asumidas o presentadas a votación.
  3. La Mesa de la Asamblea…

Artículo 3.2 Presentación y votación de enmiendas a los Estatutos.
 
A continuación, si se aprueba la nueva redacción de los Estatutos, tendrá lugar la lectura de las enmiendas que no hayan sido asumidas por la Comisión responsable, para que sea la Asamblea de afiliados la que decida su incorporación, o no, a los Estatutos . El procedimiento será el que sigue:

  1. Cada enmienda será leída con su justificación, contestada y votada, separadamente.
  2. Las enmiendas se votarán mediante el procedimiento de mano alzada y recuento.
  3. La Mesa de la Asamblea procederá a leer el número total de votos a favor, en contra y abstenciones de cada enmienda, levantando acta de los mismos y procediendo a proclamar su incorporación automática a los Estatutos, o no.
 Pues ésto, sacado del Reglamento, en su apartado del Orden del Día colgados en la web del partido, y válido hasta en día de la Asamblea, no se respetó para nada, o lo fue tras los esfuerzos realizados por el miembro de la Comisión de Garantías presente en la mesa, Juan Álvarez Riestra.

Para comenzar, se pretendió votar primero las enmiendas a unos nuevos estatutos aún no votados, ni aprobados. Esto es de 1º de Estatutos, no había que ser miembro de ningún claustro docente en leyes, para comprender el sin sentido de lo pretendido por Daniel Movilla y Mario Conde. Pero la cosa no acabó aquí, y lo que siguió fue aún más grave. Un grave error de partida, de los responsables de los nuevos estatutos, que supongo los tendrá:


Unos Estatutos enmendados parcialmente, son aquellos a los que se le presentan "n" enmiendas "votables" cada una de forma independiente. Mientras una redacción global de Nuevos Estatutos en los que las enmiendas se presentan formando parte de un TODO, de una "nueva redacción total", y que es votada de forma única y conjunta, es –y tampoco hay que ser un genio de las leyes para saberlo– una enmienda a la totalidad. Y eso fue lo que se proponía por la Comisión de Estatutos: unos Nuevos Estatutos, lo trate de desmentir quién tenga narices para tratar de hacerlo.


Así que tras su aprobación, la de unos Nuevos Estatutos –no de enmiendas parciales–, es de toda lógica, poder presentar y debatir otras enmiendas, estas sí parciales, que promuevan devolver alguno de los cambios realizados a su situación anterior. Pues si se han efectuado, por poner un ejemplo, ocho cambios a los anteriores Estatutos, puede que alguien entienda que debe votar sí, aunque sólo esté de acuerdo con seis de esos cambios, reservándose su voto a favor de nuevas enmiendas que devuelvan las otras dos enmiendas a su situación anterior.


Por tanto es una gran falacia, afirmar que una vez aprobados los nuevos Estatutos, no había lugar para defender propuestas que enmendaran parcialmente lo recién aprobado de forma conjunta. Además de saltarse los Reglamentos y Orden del Día que ellos mismos habían escrito. ¿Alguien se lee algo? La verdad es que no entiendo el empecinamiento de Mario Conde y –menos, pero también– de Lorenzo Abadía en justificar lo injustificable. A reseñar el rifi-rafe de Mario con el miembro del Consejo de Garantías presente en la mesa, que le insistía que era lo que figuraba en los Reglamentos. Órgano de Garantías, cuya palabra es la última en las disputas dentro del partido, lo cierto es que con Mario, especialmente ayer, poco valían las razones, máxime, entre los aplausos del público enfervorizado.
 

Es más, el resultado de las votaciones fue tal, que sólo se pudieron votar un par de las cuatro enmiendas aprobadas para ser presentadas, debatidas y votadas, por la Comisión de Estatutos, ellos mismos. Mientras que lo sucedido con otro par de esas enmiendas, es que ni se pudieron defender, ni se pudieron votar, ni, tan siquiera, leer. Vamos, suficiente para que aquel que hubiera estado dispuesto a seguir en este proyecto luchando por tratar de volverlo a sus planteamiento originales –yo ya no– tuviera carnaza suficiente para impugnar los resultados de la Asamblea.

Por supuesto que nada que objetar al resultado de las votaciones, ni a su aplastante triunfo, lo que tampoco legitima nada. Como dijo Martin Luther King: "Nunca olvidéis que todo lo que Hitler hizo en Alemania, fue legal." Lo que quiere decir –por interpretaciones interesadas que dirán que he comparado a
Mario con Hitler–, que si bien la mayoría legitima, eso no implica que lo decidido, sea lo certero y razonable.






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